miércoles, 29 de septiembre de 2010

Y si...



Le gustaba pensar que era especial, que no importaba cuantas veces rechazara pequeños regalos de la vida, pues, siempre se encuentra el mayor regalo de todos: la felicidad, sino, ¿Por qué todos los adultos iban a estar tan contestos con sus vidas? Vivía del derroche, pero solo con los sucesos que podrían marcar su futuro. Quería estar segura al 100% antes de tomar una decisión, pero nunca lo estaba. Asi que continuamente esperaba, cosa que siempre odió, mientras disfrutaba de maravillas sin importancia.

Un día, o mejor dicho, una noche, creyó renacer en un folio, sintiendo el suave tacto con los trazos de cada frase. Todos salían de lo más profundo, y aquel era el único lugar donde podía ser realmente ella.
Cada noche volaba a aquellas lineas, sobrevolaba sus sentimientos, para hacer una fotocopia de ellos sobre el folio.
Y lo cierto es que no siempre parecía suficiente.
A veces la espera, a la que siempre juró no estar atada, dolía demasiado y abría cicatrices ficticias, heridas que nunca desaparecieron.

A veces pensaba que tal vez estuviera siendo demasiado optimista, que tal vez no era tan especial, que tal vez debería actuar como todos lo hacían, y no buscar su futuro, sino el futuro, solo eso.

Le gustaba mirar la lluvia, deseaba que lloviera y no tener paraguas. Para ella eso significaba una tarde de reflexiones junto a la ventana, para otros, una noche sin salir.

Un día, o mejor dicho, una noche, me dijo que no me preocupara, que no me sintiera mal por pensar distinto a los demás humanos, que, pensara lo que pensara, eligiera el camino que eligiera, siempre iba a ir por la misma senda que todos.

Un día, o menos dicho, una noche, me dijo:
-¿Y si nunca me hubieras conocido? ¿Y si nunca se te hubiera ocurrido escribir sobre mi? ¿Y si nunca hubieras pensado en mi? En resumen, ¿Y si en algún momento de tu vida hubieras descubierto quién eres?

Ella siempre quería estar segura al 100% pero nunca lo estaba.

viernes, 24 de septiembre de 2010

Necesitaba escribirte ·



"Ya encontrarás como sustituirlo" Me contestaste, cuando intenté explicarte que los regalos que me hacías en tu mundo no podía guardarlos en el mio.


Te soñé esta noche, y aunque lo hago menos que nunca, fue tan especial como antaño, como cuando te podía ver con solo llamarte.

Y aunque no puedas contestarme ahora, sabes que seguiré guardando mis más profundos pensamientos para ti, compañero de demencia.


Tal vez sus palabras se pudran, como me dijiste una vez, pero el recuerdo no se olvida. Y eso es lo que hace que los vea como tu me enseñaste a verlos. Los seres humanos tienen una forma de pensar distinta a la nuestra, no le dan importancia a los recuerdos y viven de paso, para nosotros cada segundo que pasa es el más importante, por que tenemos el privilegio (y siento que no pienses lo mismo que yo en esto) de vivir en este mundo. Porque es un mundo de dolor, de ignorancia, de mentiras, de muerte, de falsedad e hipocresía, pero al fin y al cabo es un mundo como el nuestro, un mundo donde no todo es bonito, pero con cosas que enseñarnos. Pues el nuestro no es tan bonito como creí, ya que tuvo que desaparecer cuando más lo necesitaba.


Vivir aqui es más duro de lo que creía que iba a ser, y más ahora que no estás. Me estoy cansando de confiar en estos seres tan indiferentes, y a la vez creo que me estoy volviendo como ellos. Por mucho que intenten demostrarme que me comprenden, nunca conseguiran que lo vea. ¿Qué piensas? No sé, ellos nunca escuchan, nunca piensan en lo que les dices, cosas que para mi son muy importantes para ellos son solo tonterías, y ahora tal vez yo sea igual que ellos, pues cosas a las que les dan demasiada importancia me parecen absurdas.
Siempre me sentí superior a los seres de este mundo, cuando estaba a tu lado. Ahora siento todo lo contrario, que estoy en un lugar que no llego a comprender, y esque me acostumbré a vivir donde todo era distinto, aprendí a ser habitante de aquel paraíso, y ahora no soporto el infierno.
No sé que pensarás, pero desde que utopía murió, aqui siempre es otoño, las noches son amargas y siempre las paso como la aquella en la que me rescataste. Pero tú ya no vienes, ángel.
Creo que me he rendido, definitivamente, y de la forma en la que nunca esperé hacerlo. Siendo humana, siendo aquello que siempre odiamos, porque nunca nos entendieron, ¿No es asi? Y por esto me abandonaste, por que en algún momento tenía que convertirme en humana... Lo sé, y lo siento, pero yo no elegí serlo, solo sé que debo aprender a vivir como ellos, sin olvidar que soy muchas cosas más en otro lugar, que solo tú y yo conocemos. ¿Acaso crees que por darme cuenta de que soy lo que odio voy a olvidar lo que he vivido contigo? Eso jamás. Eso sí, tal vez ahora me odies, siempre odiaste al ser humano.
Solo quería escribirte, y, aunque sé que vas a leer esto, no estoy segura de que vayas a volver a darme todas las respuestas que sabes que necesito. Pero creo que te he conocido lo suficiente como para haber aprendido lo que está bien o mal. Y sé que estás orgulloso de mi, por muy humana que sea.