
Y puede parecer simple, una tontería, una estúpidez o algo sin importancia, ya que fue efímero, pero hoy puedo sonreir por aquella tarde, por aquel día.
Podría describir aquel día, podría dar cada detalle, decir como me sentí, pero no lo voy a hacer, ya que se puede palpar en el texto.
Hay motivos para vivir aquí, hay motivos para ser humano, o no, aun mejor, hay motivos para ser yo, tal y como soy, tengo motivos para no arrepentirme, tengo motivos para decir que sí, que lo conseguí, me dí cuenta de que todo es perfecto, de que me equivocaba tanto que creo que hoy soy otra persona. Tengo motivos.
Que cuando deje de tener todo lo que me hace poder pronunciar "soy feliz", podré decir que un día lo fui, que sé lo que es la felicidad, y que no se encuentra en grandes logros, sino en el roce de la piel de él, en la sonrisa de ella, en las risas de ellos, en la preocupación de aquellos, en el creer de esta soñadora.
Que nunca quise tenerlo todo, aunque siempre me pareciera poco, que nunca quise tener lo que todos quieren. Siempre busqué este sentimiento, el de aquel día, el de ahora al recordar, el de siempre que recuerde.
Siempre lo busqué y no supe encontrarlo, no supe donde buscar, y al parecer, tuve que rendirme para encontrarlo. Tuve que creer que nunca iba a ser feliz para darme cuenta de que ya lo era, de que con ellos, conmigo, siempre lo fui, y cada vez lo soy más.
No tengo nada y lo tengo todo. Gracias, vida que siempre odié.
No hay comentarios:
Publicar un comentario